La Agenda 2030 para los Objetivos de Desarrollo Sostenible pasan el ecuador de su calendario

El contrato con el futuro del planeta para asegurar una vida digna.

Septiembre de 2015 marcó un gran hito cuando, reunidos en Nueva York, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, 193 estados y mandatarios acordaban la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Un contrato con el futuro del planeta, con el que se comprometían a asegurar una vida digna. Un momento esperanzador para el mundo preocupado por la situación de desigualdades, pobreza, hambre y la destrucción del planeta.

Esta agenda, compuesta por 17 objetivos y 169 metas, se propone, en esencia: acabar con el hambre y la pobreza, luchar contra las desigualdades, asegurar el bienestar y la salud de las personas y las comunidades, respetar los límites de los ecosistemas y la Tierra, luchar contra el cambio climático, proteger los derechos de las personas, garantizar la paz y el acceso a la justicia y construir alianzas globales para su consecución.

Estos objetivos consideran las tres dimensiones de la sostenibilidad: medioambiente, sociedad y economía y compromete a todos los países del mundo, industrializados, emergentes o en vías de desarrollo. La agenda deja claro que la responsabilidad es transversal y mundialmente compartida. A partir de aquí, países, instituciones y diferentes entidades generaron sus propias estrategias en apoyo a estas metas.

Este año se cumplieron 8 años de esta firma y nos encontramos en el ecuador de su punto final. Es una excelente oportunidad para hacer un balance, para evaluar en qué se avanzó, si se alcanzarán los objetivos o si es un punto de inflexión a partir del cual debemos maximizar los esfuerzos para acelerar el ritmo si queremos llegar al año 2030 con los objetivos cumplidos.  

Es inevitable reconocer que la coyuntura fue presentando eventos que hicieron desacelerar e incluso retroceder en el avance de las metas planteadas. El impacto impredecible a escala global que representó la pandemia COVID incidió fuertemente en detrimento de muchos de los objetivos en los que se había avanzado, en especial en países latinoamericanos y africanos. En el ámbito europeo, además, la invasión de Rusia a Ucrania generó un golpe, tanto en el plano social como económico, hasta hacer peligrar el suministro energético a gran parte de la región.

Estos sucesos nos dieron una gran lección sobre la necesidad de generar un planeta más resiliente y la urgencia de implementar acciones simultáneas, desde el lugar que nos toque ocupar. Como empresas, gobiernos, entidades y sociedad civil tenemos la responsabilidad de traccionar para acelerar su consecución, independientemente de nuestra área de influencia.

En Litoclean apoyamos la consecución de estos objetivos ejerciendo un rol fundamental en la mejora de la calidad de los suelos y aguas a través de labores de descontaminación y acompañando y asesorando a empresas de todo el mundo para generar el menor impacto al entorno. Con esto, logramos una incidencia directa en la mejora en las condiciones de la salud y bienestar de las personas (ODS#3). Asimismo, contribuimos con el desarrollo y la aplicación de soluciones innovadoras (ODS#9), promoviendo el talento de sus recursos humanos, favoreciendo la reducción de desigualdades (ODS#10) y teniendo en cuenta en todo momento políticas de protección de igualdad de género (ODS#5).

Por todo ello, celebramos este 8º aniversario de los ODS con el deseo y la voluntad de trabajar concienzudamente en ellos para alcanzar las metas previstas en los próximos años.

Deja un comentario