Medina, Marc; Nilsson, Jenny; Bosch; Marçal.
INTRODUCCIÓN
Estudios recientes identifican el gas radón como la primera causa de cáncer de pulmón entre los no fumadores. Existe acuerdo científico sobre el riesgo para la salud de las personas que supone la exposición a altas concentraciones de gas radón durante grandes períodos de tiempo. Este gas, no perceptible sin equipos de medición especial, es incoloro e inodoro y se origina de forma natural en el subsuelo, siendo el responsable de gran parte de la radiación que recibimos a lo largo de nuestra vida.
En 2005, la OMS publicó un manual centrado en la exposición residencial al radón y su impacto desde una perspectiva de salud pública. En 2013 la Unión Europea establece las normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes. Entre otros, fija niveles nacionales de referencia para las concentraciones de radón en recintos cerrados, así como la adopción de medidas adecuadas para limitar la intrusión del gas radón en los edificios.
En España se ha articulado la última modificación del Código Técnico de Edificación (CTE) en la que se aborda la cuestión del gas radón, tanto en la construcción de nuevos edificios (prevención), como en los edificios existentes (mitigación o corrección), mediante la exigencia de medidas de protección frente a la potencial exposición al gas radón, incorporando una nueva sección en el documento básico de salubridad (Protección frente a la exposición al radón) y fijando un nivel máximo de referencia.
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