Muchos años se necesitarán para revertir el impacto causado por el vertido de más de 20000 toneladas de hidrocarburos cerca del círculo polar.
Rusia está viviendo una de las catástrofes ambientales más grandes de la Historia, la mayor del Ártico, a causa de un vertido de más 20000 toneladas de diésel provocado por una central termoeléctrica en la ciudad de Norilsk, a 300 km del círculo polar, que ha implicado la declaración del estado de emergencia en el país. El accidente ha conllevado la detención de varios directivos de la empresa responsable (Norilsk Nickel) y la investigación de todas las infraestructuras “especialmente peligrosas” para evitar que vuelva a suceder algo parecido.

Foto: Google Earth
Hasta ahora, el vertido se ha extendido 12 km, hasta penetrar en el río Ambárnaya, donde ya están en marcha las tareas de extracción del diésel.
Todo parece indicar que la causa del derrame fue el deshielo del permafrost debido a las altas temperaturas, lo que provocó un fallo estructural en los pilares que sostenían el depósito de combustible. Como explica Marta González, Directora de Proyectos de Investigación y Remediación de suelos contaminados de LITOCLEAN: “Uno de los mayores problemas del cambio climático en latitudes árticas es que se descongele el permafrost y, por tanto, cambien las condiciones geotécnicas del suelo. Además, ese deshielo deja expuesta la turba y puede generar incendios naturales”. Esta variabilidad en las características del suelo congelado es lo que preocupa al fiscal general ruso, que ha ordenado investigar otras infraestructuras que enfrentan amenazas similares debido al calentamiento global, como centrales nucleares, gasoductos, yacimientos de petróleo o líneas de ferrocarril que se encuentran en la zona, además de desarrollar una nueva legislación que evite accidentes similares en un futuro. Sigue leyendo